Skip to content
PsicoEmotividad©2024 – Todos los derechos reservados

Un Curso de Milagros Lección 72

Un Curso de Milagros Lección 72: Liberación de Resentimientos

Lección 72 UCDM

Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación


Ataque al Plan de Dios

Aunque hemos reconocido que el plan del ego para la salvación es el opuesto al de Dios, aún no hemos puesto de relieve que es también un ataque directo contra Su plan y un intento deliberado de destruirlo. En dicho ataque se le adjudican a Dios aquellos atributos que de hecho le corresponden al ego, mientras que el ego parece asumir los de Dios.


El Ego y su Deseo de Suplantar

El deseo fundamental del ego es suplantar a Dios. De hecho, el ego es la encarnación física de ese deseo. Pues es este deseo lo que parece encerrar a la mente en un cuerpo, manteniéndola sola y separada e incapaz de llegar a otras mentes, excepto a través del mismo cuerpo que fue hecho para aprisionarla. Poner límites en la comunicación no es la mejor manera de expandirla. No obstante, el ego quiere hacerte creer que lo es.


Resentimientos como Ataque

Aunque el intento de mantener las limitaciones que un cuerpo impone es obvio aquí, tal vez no sea tan evidente por qué razón abrigar resentimientos constituye un ataque contra el plan de Dios para la salvación. Examinemos, pues, cuáles son las cosas contra las que tienes la tendencia a abrigar resentimientos. ¿Acaso no están siempre asociadas con algo que un cuerpo hace? Una persona dice algo que no te gusta. O bien hace algo que te desagrada. Dicha persona “delata” sus pensamientos hostiles con su comportamiento.


Confusión entre Cuerpo y Ser

En este caso no estás tratando con lo que la persona realmente es. Por el contrario, en lo único que te fijas es en lo que esa persona hace en el cuerpo. Y no sólo no la estás ayudando a librarse de las limitaciones de su cuerpo, sino que estás tratando activamente de atarla al cuerpo al confundirla con éste y juzgar que ella y su cuerpo son una misma cosa. De este modo se ataca a Dios, pues si Su Hijo no es más que un cuerpo, eso es lo que Él necesariamente debe ser también. Es inconcebible que un creador pueda ser radicalmente distinto de su creación.


El Cuerpo y la Visión de Dios

Si Dios fuese un cuerpo, ¿cuál sería Su plan para la salvación? ¿Qué otra cosa podría ser sino la muerte? Y al tratar de presentarse a Sí Mismo como el Autor de la Vida y no de la muerte, resultaría ser un mentiroso y un impostor lleno de falsas promesas, que ofrece ilusiones en vez de la verdad. La aparente realidad del cuerpo hace que esta perspectiva de Dios parezca convincente. De hecho, si el cuerpo fuese real, sería imposible no llegar a esta conclusión. Cada resentimiento que abrigas reitera que el cuerpo es real. Cada resentimiento que abrigas pasa por alto completamente lo que tu hermano es. Refuerza tu creencia de que él es un cuerpo y lo condena por ello. Y afirma que su salvación tiene que ser la muerte, al proyectar este ataque sobre Dios y hacerlo responsable de ello.


El Ego como «Salvador»

A este escenario cuidadosamente preparado, donde animales feroces acechan a sus presas y la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a salvarte. ”Dios te hizo un cuerpo. Muy bien. Aceptemos esto y alegrémonos. En cuanto que cuerpo, no te prives de nada de lo que el cuerpo ofrece. Apodérate de lo poco que puedas. Dios no te dio nada. El cuerpo es tu único salvador. Representa la muerte de Dios y tu salvación.”


La Creencia Universal y el Cuerpo

Ésta es la creencia universal del mundo que ves. Hay quienes odian al cuerpo y tratan de lastimarlo y humillarlo. Otros lo veneran y tratan de glorificarlo y exaltarlo. Pero mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tienes de ti mismo, estarás atacando el plan de Dios para la salvación y abrigando resentimientos contra Él y contra Su Creación a fin de no oír la Voz de la Verdad y acogerla como Amiga. El que has elegido como tu salvador ocupa Su lugar. Él es tu amigo; Dios, tu enemigo.


Acogiendo la Salvación

Hoy trataremos de poner fin a estos absurdos ataques contra la salvación, y en lugar de ello, trataremos de darle la bienvenida. Tu percepción invertida ha sido la ruina de tu paz. Te has visto a ti mismo como que estás dentro de un cuerpo y a la verdad como algo que se encuentra fuera de ti, vedada de tu conciencia debido a las limitaciones del cuerpo. Ahora vamos a tratar de ver esto de otra manera.


La Verdad Dentro de Nosotros

La luz de la verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. El cuerpo es lo que está fuera de nosotros, y no es algo que nos concierne. Estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural. Reconocer la luz de la verdad en nosotros es reconocernos a nosotros mismos tal como somos. Ver que nuestro Ser es algo separado del cuerpo es poner fin al ataque contra el plan de Dios para la salvación y, en lugar de ello, aceptarlo. Y dondequiera que Su plan sea aceptado, ya se ha cumplido.


Práctica de la Aceptación

Nuestro objetivo para las sesiones de práctica más largas de hoy es hacernos más conscientes de que el plan de Dios para la salvación ya se ha realizado en nosotros. Para lograr este objetivo tenemos que reemplazar el ataque por la aceptación. Mientras sigamos atacando, no podremos entender cuál es el plan de Dios para nosotros. Estaremos, por lo tanto, atacando lo que no reconocemos. Vamos a tratar ahora de suspender todo juicio y de preguntarle a Dios cuál es Su plan para nosotros:

  • ¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. Dímelo, para que lo pueda entender.

Luego esperamos en silencio Su respuesta. Hemos atacado el plan de Dios para la salvación sin habernos detenido a escuchar en qué consistía. Hemos expresado nuestros resentimientos con gritos tan ensordecedores, que no hemos escuchado Su Voz. Hemos utilizado nuestros resentimientos para cubrirnos los ojos y para taparnos los oídos.


Preguntando por la Salvación

Ahora queremos ver, oír y aprender. ”¿Qué es la salvación, Padre?” Pregunta y se te contestará. Busca y hallarás. Ya no le estamos preguntando al ego qué es la salvación ni dónde encontrarla. Se lo estamos preguntando a la verdad. Ten por seguro, entonces, que la respuesta será verdadera, en virtud de Aquel a Quien se lo estás preguntando.


Manteniendo la Fe y Escuchando

Cada vez que sientas que tu confianza flaquea y que tu esperanza de triunfo titubea y se extingue, repite la pregunta y tu petición, recordando que le estás preguntando al infinito Creador de lo infinito, Quien te creó a semejanza de Sí Mismo:

  • ¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. Dímelo, para que lo pueda entender.

Él te contestará. Decídete a escuchar.


Prácticas Cortas de Aceptación

Hoy sólo será necesario una o quizá dos sesiones de práctica cortas por hora, ya que serán un poco más largas que de costumbre. Los ejercicios deben comenzar con lo siguiente:

  • Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. Lo aceptaré en vez de atacarlo. ¿Qué es la salvación, Padre?

Luego espera en silencio un minuto más o menos, preferiblemente con los ojos cerrados, y aguarda Su respuesta.


Reflexiones sobre la Lección 72 de Un Curso de Milagros: Deshaciéndose de los Resentimientos

La Lucha Interna Contra la Salvación

La Lección 72 de Un Curso de Milagros nos lleva al corazón de un conflicto profundo: el resentimiento y cómo este se convierte en un ataque contra el plan de Dios para la salvación. A través de esta lección, aprendemos que albergar resentimientos no solo es una forma de encadenarnos a nosotros mismos al dolor y a la separación, sino que también es un intento de subvertir el amoroso plan de Dios para nosotros. Esta lección nos invita a mirar más allá de nuestras percepciones limitadas y a reconocer la verdadera fuente de salvación.

El Engaño del Ego

En el núcleo de nuestra lucha contra la salvación se encuentra el ego, que intenta usurpar el lugar de Dios al hacernos creer que somos meramente cuerpos separados y en competencia unos con otros. El ego nos seduce con la idea de que podemos encontrar la salvación en el mundo físico, a través de la satisfacción de nuestros deseos materiales o en la corrección de las «injusticias» que percibimos que otros nos han infligido. Nos hace creer que limitando nuestra comunicación y fortaleciendo nuestras barreras personales encontraremos paz, cuando en realidad esto solo nos aleja más de ella.

Resentimientos: Cadenas que Nos Atan

La lección aclara cómo los resentimientos son ataques directos contra el plan de Dios. Cada vez que abrigamos resentimiento, elegimos ver a otro no como realmente es —una extensión del amor de Dios— sino como un cuerpo limitado y separado, capaz de errar y de hacernos daño. Esta visión errada nos ata a la creencia en la separación y en la mortalidad, alejándonos de la verdadera salvación que reside en el reconocimiento de nuestra unidad con Dios y con todos nuestros hermanos.

El Cuerpo como Distorsión

La lección nos lleva a cuestionar nuestra identificación con el cuerpo, sugiriendo que si creyésemos que Dios es un cuerpo, entonces la muerte sería Su plan de salvación. Al ver el cuerpo como el enemigo de nuestra paz o como el salvador de nuestra existencia, negamos nuestra verdadera esencia espiritual y eterna. Cada resentimiento reafirma la ilusión del cuerpo y nos desvía del conocimiento de nuestra verdadera naturaleza divina.

Hacia la Aceptación del Plan de Dios

Lección 72 nos invita a poner fin a los ataques contra la salvación acogiendo el plan de Dios. Nos anima a invertir nuestra percepción, viendo el cuerpo no como nuestra realidad, sino como una experiencia temporal dentro de un estado más amplio de ser. Al reconocer la luz de la verdad en nosotros —que estamos más allá del cuerpo—, podemos empezar a aceptar el plan de salvación de Dios, el cual ya se ha cumplido en nuestro ser esencial.

Preguntando por la Salvación

Finalmente, la lección nos alienta a preguntarle a Dios: “¿Qué es la salvación, Padre?” Esta pregunta abre el camino para que dejemos a un lado nuestros preconceptos y resentimientos, y escuchemos la respuesta de Dios. Es un acto de fe y humildad, reconociendo que no sabemos, pero estamos dispuestos a aprender de la Fuente de toda verdad.

Conclusión: Un Camino hacia la Liberación

La Lección 72 de Un Curso de Milagros nos ofrece una profunda oportunidad para liberarnos de las cadenas del resentimiento y del ego, abriendo nuestros corazones al plan de salvación de Dios. Nos enseña que soltar nuestros ataques y juicios es el camino hacia la verdadera paz y felicidad. En esta lección, encontramos una invitación a mirar dentro de nosotros, más allá del cuerpo, hacia la luz eterna que compartimos con Dios y con todos los seres.

Configuración