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Un Curso de Milagros Lección 58

Un Curso de Milagros Lección 58: Despertar de la Santidad

Lección 58 UCDM

Hoy vamos a repasar las siguientes ideas:


Mi santidad envuelve todo lo que veo

De mi santidad procede la percepción del mundo real. Habiendo perdonado, ya no me considero culpable. Puedo aceptar la inocencia que es la verdad con respecto a mí. Cuando veo el mundo con los ojos del entendimiento sólo veo su santidad porque lo único que puedo ver son los pensamientos que tengo acerca de mí mismo.


Mi santidad bendice al mundo

La percepción de mi santidad no me bendice únicamente a mí. Todas las personas y todo cuanto veo en su luz comparten la dicha que mi santidad me brinda. No hay nada que esté excluido de esta dicha porque no hay nada que no comparta mi santidad. A medida que reconozca mi santidad, la santidad del mundo se alzará resplandeciente para que todos la vean.


No hay nada que mi santidad no pueda hacer

El poder curativo de mi santidad es ilimitado porque su poder para salvar es ilimitado. ¿De qué me tengo que salvar, sino de las ilusiones? ¿Y qué son las ilusiones sino falsas ideas acerca de mí? Mi santidad las desvanece a todas al afirmar la verdad de lo que soy. En presencia de mi santidad, la cual comparto con Dios Mismo, todos los ídolos desaparecen.


Mi santidad es mi salvación

Puesto que mi santidad me absuelve de toda culpa, reconocer mi santidad es reconocer mi salvación. Es también reconocer la salvación del mundo. Una vez que haya aceptado mi santidad, nada podrá atemorizarme. Y al no tener miedo, todos compartirán mi entendimiento, que es el regalo que Dios me hizo a mí y al mundo.


Soy bendito por ser un Hijo de Dios

En esto reside mi derecho a lo bueno y sólo a lo bueno. Soy bendito por ser un Hijo de Dios. Todo lo que es bueno me pertenece porque así lo dispuso Dios. Por ser Quien soy no puedo sufrir pérdida alguna, ni privaciones ni dolor. Mi Padre me sustenta, me protege y me dirige en todo. El cuidado que me prodiga es infinito y eterno. Soy eternamente bendito por ser Su Hijo.


Reflexiones sobre la Lección 58 de Un Curso de Milagros: Abrazando Nuestra Verdadera Identidad

Introducción a la Lección 58

La Lección 58 de Un Curso de Milagros nos conduce a través de un proceso de auto-reconocimiento y aceptación de nuestra santidad inherente. Esta lección nos alienta a ver más allá de las ilusiones y las percepciones limitadas para abrazar nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios.

La Visión a través de la Santidad

«Mi santidad envuelve todo lo que veo.» Esta parte de la lección nos recuerda que nuestra percepción del mundo está directamente influenciada por nuestra propia santidad. Al reconocer y aceptar nuestra santidad, comenzamos a ver un mundo que refleja esta verdad, liberándonos de la culpa y abriéndonos a la percepción de la inocencia y la pureza en nosotros mismos y en los demás.

Extendiendo la Bendición de la Santidad

«Mi santidad bendice al mundo.» Aquí se nos enseña que nuestra santidad no solo nos beneficia a nosotros mismos, sino que también tiene un impacto positivo en todo lo que nos rodea. Al reconocer nuestra propia santidad, contribuimos a la elevación y bendición del mundo entero, compartiendo la dicha y la luz de nuestra verdadera esencia.

El Poder Transformador de la Santidad

«No hay nada que mi santidad no pueda hacer.» Esta idea subraya el poder ilimitado de nuestra santidad para curar y salvar. Nos muestra que al abrazar nuestra santidad, podemos disolver las ilusiones y las falsas creencias acerca de nosotros mismos, permitiendo que nuestra verdadera identidad se manifieste y transforme nuestra experiencia de vida.

La Santidad como Camino a la Salvación

«Mi santidad es mi salvación.» Esta sección nos impulsa a reconocer que nuestra salvación reside en la aceptación de nuestra santidad. Al hacerlo, nos liberamos del miedo y nos abrimos a un entendimiento más profundo, compartiendo este regalo con el mundo y contribuyendo a la salvación colectiva.

Reconociendo Nuestra Herencia Divina

«Soy bendito por ser un Hijo de Dios.» Aquí, se nos recuerda de nuestro lugar legítimo como hijos de Dios, bendecidos y protegidos por nuestra naturaleza divina. Esta parte nos asegura que todo lo bueno nos pertenece por derecho divino y que, en nuestra verdadera identidad, somos inmunes al sufrimiento y a la pérdida.

Conclusión: Hacia una Comprensión Más Profunda de Nosotros Mismos

En conjunto, la Lección 58 de Un Curso de Milagros nos invita a adoptar una nueva perspectiva de nosotros mismos y del mundo. Nos alienta a reconocer y aceptar nuestra santidad, lo que a su vez transforma nuestra experiencia del mundo de una de miedo y limitación a una de amor, libertad y unidad con toda la creación.

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