Saltar al contenido
PsicoEmotividad©2024 – Todos los derechos reservados

Un Curso de Milagros Lección 43

Imagen destacada para la Lección 43 de Un Curso de Milagros sobre Dios y la percepción

Lección 43 UCDM

Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.


La Función del Espíritu Santo en la Percepción

La percepción no es un atributo de Dios. El ámbito de Dios es el del Conocimiento. Sin embargo, Él ha creado al Espíritu Santo para que sirva de Mediador entre la percepción y el Conocimiento. Sin este vínculo con Dios, la percepción habría reemplazado al Conocimiento en tu mente para siempre. Gracias a este vínculo con Dios, la percepción se transformará y se purificará en tal medida que te conducirá al Conocimiento. Ésa es su función tal como la ve el Espíritu Santo. Por lo tanto, ésa es en verdad su función.


El Propósito de la Percepción en la Salvación

En Dios no puedes percibir. La percepción no tiene ninguna función en Dios, y no existe. Pero en la salvación, que es el proceso de erradicar lo que nunca fue, la percepción tiene un propósito sumamente importante. Habiéndola inventado el Hijo de Dios para un propósito no santo, tiene que convertirse ahora en el medio a través del cual se restaura la santidad en su conciencia. La percepción no tiene significado. Sin embargo, el Espíritu Santo le otorga un significado muy parecido al de Dios. Una percepción que ha sanado se convierte en el medio por el que el Hijo de Dios perdona a su hermano y, por ende, se perdona a sí mismo.


La Imposibilidad de la Separación de Dios

No puedes ver separado de Dios porque no puedes estar separado de Dios. Todo lo que haces, lo haces en Él, porque todo lo que piensas, lo piensas con Su Mente. Si la visión es real, y es real en la medida en que comparte el propósito del Espíritu Santo, entonces no puedes ver separado de Dios.


Instrucciones para la Práctica

Hoy son necesarias tres sesiones de práctica de cinco minutos cada una. La primera debe hacerse lo más temprano que puedas; la segunda lo más tarde posible, y la tercera en el momento más oportuno y adecuado que las circunstancias y la buena disposición permitan. Al comienzo de estas sesiones repite la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. Luego mira a tu alrededor brevemente, aplicando la idea específicamente a lo que veas. Cuatro o cinco objetos durante esta fase de la sesión de práctica serán suficientes. Podrías decir, por ejemplo:

  • «Dios es mi Fuente. No puedo ver este escritorio separado de Él.»
  • «Dios es mi Fuente. No puedo ver ese cuadro separado de Él.»

Ejemplos de Aplicación

Si bien esta parte del ejercicio debe ser relativamente corta, asegúrate, en esta fase de la práctica, de seleccionar los objetos tan al azar como sea posible, sin controlar su inclusión o exclusión. Para la segunda fase, la más larga, cierra los ojos, repite la idea de hoy nuevamente, y luego deja que cualquier pensamiento pertinente que se te ocurra sea una aportación a la idea de hoy en tu propio estilo particular. Pensamientos tales como:

  • Veo a través de los ojos del perdón.
  • Veo el mundo como un lugar bendito.
  • El mundo me puede mostrar Quién soy.
  • Veo mis propios pensamientos, que son como los de Dios.

Cualquier pensamiento que en mayor o menor medida esté directamente relacionado con la idea de hoy es adecuado. Los pensamientos no tienen que tener una relación obvia con la idea, pero tampoco deben oponerse a ella.


Cómo Abordar los Pensamientos Irrelevantes o Distractores

Si ves que tu mente se distrae o si comienzas a notar la presencia de pensamientos que están en clara oposición a la idea de hoy o si te resulta imposible pensar en algo, abre los ojos, repite la primera fase del ejercicio y luego intenta de nuevo la segunda. No dejes transcurrir grandes lapsos de tiempo en los que te enfrascas en pensamientos irrelevantes. Para evitar eso, vuelve a la primera fase del ejercicio cuantas veces sea necesario.


Aplicación en Diversas Circunstancias y Relaciones

La forma de la idea, al aplicarla hoy durante las sesiones de práctica más cortas, puede variar de acuerdo con las circunstancias y situaciones en las que te encuentres en el transcurso del día. Cuando estés con otra persona, por ejemplo, trata de acordarte de decirle silenciosamente:

  • «Dios es mi Fuente. No puedo verte separado de Él.»

Esta variación puede aplicarse por igual tanto a desconocidos como a aquellas personas con las que crees tener una relación íntima. De hecho, evita a toda costa hacer distinciones de esta clase.


Aplicación en Situaciones Afligentes

La idea de hoy también debe aplicarse en el transcurso del día a las diversas situaciones y acontecimientos que puedan presentarse, especialmente a aquellos que de alguna forma parezcan afligirte. A tal fin, aplica la idea de esta manera:

  • «Dios es mi Fuente. No puedo ver esto separado de Él.»

Recordatorios a lo Largo del Día

Si en ese momento no se presenta en tu conciencia ningún sujeto en particular, repite simplemente la idea en su forma original. Trata de no dejar pasar grandes lapsos de tiempo sin recordar la idea de hoy y, por ende, sin recordar tu función.


Explorando la Lección 43 de Un Curso de Milagros: El Vínculo entre Percepción y Conocimiento

Introducción al Tema

En la Lección 43 de Un Curso de Milagros, el tema central se centra en cómo Dios es la fuente única de todo y cómo la percepción y el Conocimiento están conectados a través del Espíritu Santo. La lección pone en claro que no se puede ver separado de Dios y ofrece ejercicios prácticos para internalizar este concepto.

Percepción vs. Conocimiento

La lección comienza haciendo una distinción entre la «percepción» y el «Conocimiento.» Según Un Curso de Milagros, la percepción es una invención humana, mientras que el Conocimiento es el dominio de Dios. En otras palabras, la percepción es cómo vemos el mundo con nuestras limitaciones humanas, mientras que el Conocimiento es la verdad eterna que solo Dios conoce. Sin embargo, el Espíritu Santo sirve como un puente entre estos dos, transformando nuestra percepción limitada para acercarnos al Conocimiento divino.

El Espíritu Santo como Mediador

La función del Espíritu Santo aquí es clave. Actúa como un mediador entre la percepción y el Conocimiento, permitiéndonos acercarnos a la verdad última a través de nuestra percepción limitada. En términos más simples, el Espíritu Santo ayuda a limpiar nuestra forma de ver las cosas para que podamos percibir una realidad más cercana a cómo Dios la ve.

Práctica para el Día a Día

La lección también ofrece ejercicios prácticos que implican repetir ciertas frases y aplicarlas a objetos y personas en nuestra vida cotidiana. La idea es recordar constantemente que todo está conectado con Dios, lo cual, a su vez, nos ayuda a purificar nuestra percepción. Estos ejercicios también buscan entrenar nuestra mente para que se enfoque en pensamientos que estén en línea con la idea de que Dios es nuestra única fuente.

La Universalidad del Mensaje

Es importante notar que la lección se aplica tanto a nuestras relaciones más cercanas como a las más distantes, así como a situaciones que nos pueden causar estrés o malestar. Al aplicar la idea de que «Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él» a todas estas diferentes áreas de nuestras vidas, empezamos a sentirnos más conectados con todo y con todos.

Conclusión: El Cambio de Percepción

En resumen, la Lección 43 de Un Curso de Milagros nos invita a reexaminar nuestra forma de ver el mundo y a recordar que estamos intrínsecamente conectados con una fuente divina. Nos ofrece herramientas prácticas para transformar nuestra percepción y nos acerca un paso más al Conocimiento divino que, según el curso, es nuestra verdad última. Es una lección poderosa para cualquiera que busque una comprensión más profunda de su relación con el mundo y con lo divino.

Configuración