Lección 59 UCDM
Éstas son las ideas a repasar hoy:
Dios va conmigo dondequiera que yo voy
¿Cómo puedo estar solo cuando Dios está siempre conmigo? ¿Cómo puedo dudar o sentirme inseguro cuando en Él mora la perfecta certeza? ¿Cómo puede haber algo que me pueda perturbar cuando Él mora en mí en paz absoluta? ¿Cómo puedo sufrir cuando el amor y la dicha me rodean por mediación Suya? No he de abrigar ninguna ilusión con respecto a mí mismo. Soy perfecto porque Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
Dios es mi Fortaleza. La visión es Su regalo
Hoy no recurriré a mis propios ojos para ver. Quiero estar dispuesto a dejar a un lado la lamentable ilusión de que puedo ver e intercambiarla por la visión que Dios me da. La visión de Cristo es Su regalo y Él me lo dio. Hoy me valdré de este regalo de manera que este día me ayude a comprender la eternidad.
Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él
Puedo ver lo que Dios quiere que vea. No puedo ver nada más. Más allá de Su Voluntad sólo hay ilusiones. Son éstas las que elijo cuando pienso que puedo ver separado de Él. Son éstas las que elijo cuando trato de ver con los ojos del cuerpo. No obstante, se me ha dado la visión de Cristo para reemplazarlos. A través de esta visión es como elijo ver.
Dios es la Luz en la que veo
No puedo ver en la obscuridad. Dios es la única luz. Por lo tanto, si he de ver, tiene que ser por medio de Él. He tratado de definir lo que es ver y me he equivocado. Ahora se me concede poder entender que Dios es la Luz en la que veo. Le daré la bienvenida a la visión y al mundo feliz que me mostrará.
Dios es la Mente con la que pienso
No tengo pensamientos que no comparta con Dios. No tengo pensamientos aparte de los Suyos porque no tengo otra mente que la Suya. Puesto que soy parte de Su Mente, mis pensamientos son Suyos y los Suyos, míos.
Reflexiones sobre la Lección 59 de Un Curso de Milagros: Reconociendo la Presencia Divina en Todo
Introducción a la Lección 59
La Lección 59 de Un Curso de Milagros nos guía hacia una mayor comprensión de nuestra relación inquebrantable con Dios y cómo esta conexión divina influye en nuestra percepción del mundo. Esta lección nos invita a explorar cómo la presencia de Dios en nuestra vida transforma nuestra visión y pensamientos.
La Infalible Compañía de Dios
«Dios va conmigo dondequiera que yo voy.» Esta parte nos enseña que nunca estamos solos, ya que la presencia de Dios nos acompaña siempre. Al reconocer esto, nuestras dudas y miedos se disipan, y encontramos paz en la certeza de que estamos siempre en compañía divina, protegidos y guiados por el amor de Dios.
La Fortaleza y Visión Otorgadas por Dios
«Dios es mi Fortaleza. La visión es Su regalo.» Aquí se nos recuerda que nuestra verdadera fortaleza y capacidad de ver la realidad provienen de Dios. Nos alienta a confiar no en nuestra percepción limitada, sino en la visión clara y amorosa que Dios nos ofrece, una visión que trasciende el tiempo y nos conecta con la eternidad.
Dios Como Fuente Única de Nuestra Percepción
«Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.» Esta idea refuerza que nuestra capacidad de ver y comprender el mundo correctamente depende de nuestra conexión con Dios. Al apartarnos de las ilusiones y ver a través de los ojos de la fe, nos alineamos con la verdadera visión que Dios desea para nosotros.
Dios: La Luz de Nuestra Existencia
«Dios es la Luz en la que veo.» Nos invita a reconocer que en Dios encontramos la verdadera luz que ilumina nuestra vida y nuestro camino. Al ver a través de esta luz divina, nuestras percepciones erróneas se corrigen y comenzamos a experimentar un mundo lleno de amor, paz y felicidad.
Unificados con la Mente de Dios
«Dios es la Mente con la que pienso.» Este segmento nos recuerda que nuestros pensamientos están intrínsecamente unidos a la mente de Dios. Al aceptar que compartimos nuestros pensamientos con Dios, comprendemos que nuestras verdaderas ideas y percepciones están en armonía con la sabiduría y amor divinos.
Conclusión: Hacia una Comprensión Más Profunda y Conectada
En resumen, la Lección 59 de Un Curso de Milagros nos anima a reconocer y abrazar nuestra continua unión con Dios. Nos muestra que al ver, pensar y vivir en esta unión, transformamos nuestra experiencia del mundo de una de miedo y separación a una de amor, paz y unidad con todo lo que existe.
