Lección 36 UCDM
Mi santidad envuelve todo lo que veo.
Extensión de la Santidad: La Mente y la Visión
La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. Eres santo porque tu mente es parte de la de Dios. Y puesto que eres santo, tu visión no puede sino ser santa también. «Impecabilidad» quiere decir libre de pecado. No se puede estar libre de pecado sólo un poco. O bien eres impecable o bien no lo eres. Si tu mente es parte de la de Dios tienes que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. Tu visión está vinculada a Su Santidad, no a tu ego y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo.
Plan de Ejercicio Diario
Hoy se requieren cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una. Trata de distribuirlas equitativamente y de hacer las aplicaciones más cortas a menudo para así asegurar tu protección durante todo el día. Las sesiones de práctica más largas deben hacerse de la siguiente forma:
Proceso de Aplicación Detallado
Cierra primero los ojos y repite la idea de hoy varias veces lentamente. Luego ábrelos y mira a tu alrededor con bastante lentitud, aplicando la idea de manera específica a cualquier cosa que notes en tu observación informal. Di, por ejemplo:
- Mi santidad envuelve esa alfombra.
- Mi santidad envuelve esa pared.
- Mi santidad envuelve estos dedos.
- Mi santidad envuelve esa silla.
- Mi santidad envuelve ese cuerpo.
- Mi santidad envuelve esta pluma.
Cierra los ojos varias veces durante estas sesiones de práctica y repite la idea para tus adentros. Luego ábrelos y continúa como antes.
Sesiones Cortas: Instrucciones
Para las sesiones de práctica más cortas, cierra los ojos y repite la idea; mira a tu alrededor mientras la repites de nuevo y finaliza con una repetición adicional con los ojos cerrados. Todas las aplicaciones, por supuesto, deben llevarse a cabo con bastante lentitud y con el menor esfuerzo y prisa posibles.
Descifrando la Lección 36 de Un Curso de Milagros: La Santidad que Envuelve tu Visión
Entendiendo la Impecabilidad
La Lección 36 de Un Curso de Milagros se centra en la idea de que nuestra santidad no sólo reside en nosotros, sino que también afecta a lo que percibimos en el mundo exterior. La lección nos enseña que la santidad es una cualidad integral de nuestra existencia porque somos parte de la Mente de Dios. Si somos realmente santos, esa santidad debería reflejarse en todo lo que vemos y experimentamos.
La Visión como Reflejo de la Mente
La lección establece una conexión entre nuestra mente y nuestra visión. Si nuestra mente es santa porque es parte de la Mente de Dios, entonces la forma en que vemos el mundo también debe ser santa. No hay lugar para una visión «parcialmente santa» porque la santidad, como la impecabilidad, es una cualidad absoluta. Eres impecable o no lo eres.
Ejercicios Prácticos: Cómo Aplicar la Lección
Se sugiere que realices cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una durante el día. Estas sesiones están diseñadas para ayudarte a aplicar la idea de que tu santidad envuelve todo lo que ves. Esto significa que mientras observas objetos y situaciones, debes recordar y afirmar que tu santidad los envuelve.
La Santidad en la Vida Cotidiana
El poder de esta lección radica en su aplicación práctica. La idea es que empieces a ver tu vida cotidiana a través de un lente de santidad. Ya sea que estés mirando una alfombra, una pared, o incluso tus propios dedos, la lección te anima a aplicar la idea de que tu santidad envuelve todo lo que ves.
Al aplicar de manera constante la idea de que tu «santidad envuelve todo lo que ves», comienzas a alterar tu percepción y, con el tiempo, tu experiencia del mundo. Se trata de un ejercicio poderoso que apunta a cambiar no sólo cómo te ves a ti mismo, sino también cómo interactúas y entiendes el mundo que te rodea.