Lección 125 UCDM
En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios
Día de Quietud y Escucha
Deja que hoy sea un día de quietud y de sosegada escucha. La Voluntad de tu Padre es que hoy oigas Su Palabra. Por eso te llama desde lo más recóndito de tu mente donde Él mora. Óyele hoy. No podrá haber paz hasta que Su Palabra sea oída en todos los rincones del mundo y tu mente, escuchando en quietud, acepte el mensaje que el mundo tiene que oír para que puedan dar comienzo los serenos tiempos de paz.
El Cambio a Través de la Libertad
Este mundo cambiará gracias a ti. Ningún otro medio puede salvarlo, pues el plan de Dios es simplemente este: el Hijo de Dios es libre de salvarse a sí mismo, y se le ha dado la Palabra de Dios para que sea su Guía y esté por siempre a su lado y en su mente, a fin de conducirlo con certeza a casa de Su Padre por su propia voluntad, la cual es eternamente tan libre como la de Dios. No se le conduce a la fuerza, sino con amor. No es juzgado, sino santificado.
La Voz de Dios en la Quietud
En la quietud oiremos hoy la Voz de Dios, sin la intromisión de nuestros insignificantes pensamientos ni la de nuestros deseos personales, y sin juzgar en modo alguno Su santa Palabra. Tampoco nos juzgaremos a nosotros mismos hoy, pues lo que somos no puede ser juzgado. Nos hallamos mucho más allá de todos los juicios que el mundo ha formado contra el Hijo de Dios. El mundo no lo conoce. Hoy no prestaremos oídos al mundo, sino que, en silencio, aguardaremos la Palabra de Dios.
Escucha la Voz de Tu Padre
Santo Hijo de Dios, oye a tu Padre. Su Voz quiere darte Su santa Palabra para que disemines por todo el mundo las buenas nuevas de la salvación y de la santa hora de la paz. Nos congregamos hoy en el trono de Dios, el sereno lugar de tu mente donde Él mora para siempre en la santidad que creó y que nunca ha de abandonar.
La Presencia Constante de Dios
Él no ha esperado a que tú le devuelvas tu mente para darte Su Palabra. No se ocultó de ti cuando te alejaste por un corto tiempo. No le da ningún valor a las ilusiones que albergas acerca de ti mismo. Él conoce a Su Hijo, y dispone que siga siendo parte de Él a pesar de sus sueños y a pesar de la locura que le hace pensar que su voluntad no es su voluntad.
La Espera Silenciosa por la Palabra Divina
Él te habla hoy. Su Voz espera tu silencio, pues Su Palabra no puede ser oída hasta que tu mente se haya aquietado por un rato y tus vanos deseos hayan sido acallados. Aguarda Su Palabra en silencio. Hay una paz en ti a la que puedes recurrir hoy a fin de que te ayude a preparar a tu santísima mente para oír la Voz que habla por su Creador.
Momentos de Silencio para la Revelación
En tres ocasiones hoy, y en aquellos momentos que sean más conducentes a estar en silencio, deja de escuchar al mundo durante diez minutos y elige en su lugar escuchar plácidamente la Palabra de Dios. Él te habla desde un lugar que se encuentra más cerca de ti que tu propio corazón. Su Voz está más cerca de ti que tu propia mano. Su Amor es todo lo que eres y todo lo que Él es; Su Amor es lo mismo que tú eres y tú eres lo mismo que Él es.
Identificación con la Voz Divina
Es tu voz la que escuchas cuando Él te habla. Es tu palabra la que Él pronuncia. Es la Palabra de la libertad y de la paz, de la unión de voluntades y propósitos, sin separación o división en la única Mente del Padre y del Hijo. Escucha hoy a tu Ser en silencio y deja que te diga que Dios nunca abandonó a Su Hijo y que tú nunca abandonaste a tu Ser.
La Quietud como Puerta a la Revelación
Sólo necesitas permanecer muy quedo. No necesitas ninguna otra regla que ésta para dejar que la práctica de hoy te eleve muy por encima del pensamiento del mundo y libere tu visión de lo que ven los ojos del cuerpo. Sólo necesitas estar quieto y escuchar. Oirás la Palabra en la que la Voluntad de Dios el Hijo se une a la Voluntad de su Padre en total armonía con Ella y sin ninguna ilusión que se interponga entre lo que es absolutamente indivisible y verdadero. A medida que transcurra cada hora hoy, detente por un momento y recuérdate a ti mismo que tienes un propósito especial en este día: recibir en la quietud la Palabra de Dios.
Reflexiones sobre la Lección 125 de Un Curso de Milagros: La Quietud como Canal para la Voz de Dios
Invitación a la Quietud y Escucha
La Lección 125 de Un Curso de Milagros nos invita a dedicar un día a la quietud y escucha, preparándonos para recibir la Palabra de Dios. Este día especial nos llama a pausar nuestras rutinas y silenciar el ruido interno y externo para poder escuchar verdaderamente. Se nos recuerda que la paz global y personal depende de nuestra disposición a aceptar y difundir el mensaje divino, resonando con la idea de que solo en la quietud podemos comprender plenamente la Voluntad de Dios.
El Impacto Personal y Global de Escuchar
La lección subraya nuestra capacidad única para influir en el cambio a través de la libertad otorgada por Dios. Nos asegura que, como hijos de Dios, poseemos el poder de sanar y ser sanados, guiados por la Palabra divina. Este pasaje nos motiva a ver nuestra libertad como un medio para alcanzar la salvación, no solo individualmente sino para el mundo entero, enfatizando la importancia de nuestra elección de amor sobre el juicio.
Escuchando en Silencio
Nos comprometemos a buscar momentos de silencio a lo largo del día para conectar más profundamente con Dios. Esta práctica nos aleja de los juicios y las distracciones, permitiéndonos escuchar la voz de la verdad. La lección nos anima a mirar más allá de las percepciones mundanas, recordándonos que somos santos e intocables por los juicios terrenales.
Conectando con el Padre
Nos congregamos en un espacio sagrado de nuestra mente para oír a Dios, reconociendo que Su presencia es eterna y constante. La lección nos asegura que Dios nunca nos ha abandonado, incluso cuando nos hemos desviado temporalmente. Nos recuerda que nuestras percepciones erróneas de nosotros mismos no cambian nuestra esencia divina.
La Voz de Dios en Nuestro Interior
Se nos recuerda que la voz que escuchamos en la quietud es la nuestra, guiada por la divinidad. Esta voz lleva mensajes de libertad, paz y unión, recordándonos nuestra indestructible conexión con Dios. La práctica de la quietud se convierte en un recordatorio de que nunca hemos estado separados de nuestro Ser verdadero.
El Poder de la Quietud
Finalmente, la lección nos enseña que la quietud no es pasividad, sino una poderosa práctica espiritual que eleva nuestra conciencia más allá de las limitaciones del mundo físico. Al dedicar tiempo a estar en silencio y escuchar, abrimos nuestros corazones y mentes a la verdadera Voluntad de Dios, encontrando armonía y unidad con Él.
Conclusión
La Lección 125 de Un Curso de Milagros nos invita a encontrar en la quietud la clave para escuchar la Palabra de Dios, enfatizando la importancia de este acto de escucha como un camino hacia la paz interior y la salvación mundial. A través de la práctica de silenciar nuestras mentes y corazones, podemos descubrir la presencia constante de amor divino, recordándonos que somos eternamente uno con Dios y con todos nuestros hermanos. Esta lección es un hermoso recordatorio de que, en la quietud, encontramos nuestra verdad más profunda y nuestra conexión más sagrada.