Lección 124 UCDM
Que no me olvide de que soy uno con Dios
Gratitud por Nuestra Identidad Divina
Hoy volvemos a dar gracias de que nuestra Identidad se encuentre en Dios. Nuestro hogar está a salvo, nuestra protección garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos a nuestra disposición el poder y la fuerza para llevar a cabo todo cuanto emprendamos. No podemos fracasar en nada. Todo lo que tocamos adquiere un brillante resplandor que bendice y sana. En unión con Dios y con el universo seguimos adelante llenos de regocijo, teniendo presente el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros a todas partes.
Reflejo de Santidad
¡Cuán santas son nuestras mentes! Todo cuanto vemos refleja la santidad de la mente que es una con Dios y consigo misma. ¡Cuán fácilmente desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida eterna! Nuestras luminosas huellas señalan el camino a la verdad, pues Dios es nuestro Compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. Y aquellos que vienen para seguirnos reconocerán el camino porque la Luz que nos acompaña se rezaga, si bien no se separa de nosotros según seguimos adelante.
Legado de Luz y Amor
Lo que recibimos es el eterno regalo que hemos de dar a aquellos que han de venir después, así como a los que vinieron antes o a los que estuvieron con nosotros por algún tiempo. Y Dios, que nos ama a todos con el amor equitativo con el que fuimos creados, nos sonríe y nos ofrece la felicidad que dimos.
Confianza en el Amor y Cuidado Divinos
Hoy no pondremos en duda Su Amor por nosotros, ni cuestionaremos Su protección ni Su cuidado. Ninguna absurda ansiedad podrá venir a interponerse entre nuestra fe y nuestra conciencia de Su Presencia. Hoy somos uno con Él en reconocimiento y en recuerdo. Lo sentimos en nuestros corazones. Sus Pensamientos se encuentran en nuestras mentes y nuestros ojos ven Su hermosura en todo cuanto contemplamos. Hoy vemos únicamente lo amoroso y lo que es digno de amor.
Transformación a través de la Visión
Lo vemos en lo que aparenta ser doloroso, y el dolor da paso a la paz. Lo vemos en los que están desesperados; en los tristes y en los compungidos; en los que creen estar solos y amedrentados, y a todos se les devuelve la tranquilidad y la paz interior en la que fueron creados. Y lo vemos igualmente en los moribundos y en los muertos, restituyéndolos así a la vida. Y podemos ver todo esto porque primero lo vimos en nosotros mismos.
El Poder de la Unidad con Dios
A aquellos que saben que son uno con Dios jamás se les puede negar ningún milagro. Ni uno solo de sus pensamientos carece del poder de sanar toda forma de sufrimiento en cualquier persona, sea ésta de tiempos pasados o aún por venir, y de hacerlo tan fácilmente como en las que ahora caminan a su lado. Sus pensamientos son intemporales y no tienen nada que ver ni con el tiempo ni con la distancia.
Afirmación de Nuestra Identidad Divina
Nos unimos a esta conciencia al decir que somos uno con Dios. Pues con estas palabras afirmamos también que estamos sanos y salvos, y que podemos salvar y sanar. Ahora queremos dar lo que hemos recibido. Pues queremos conservar los regalos que nuestro Padre nos dio. Hoy deseamos tener la experiencia de que somos uno con Él, de modo que el mundo pueda compartir con nosotros nuestro reconocimiento de la realidad. Al nosotros tener esta experiencia el mundo se libera. Y al negar que estamos separados de nuestro Padre, el mundo sana junto con nosotros.
Práctica de Paz y Unidad
¡Que la paz sea contigo hoy! Asegura tu paz practicando volverte consciente de que eres uno con tu Creador, tal como Él es uno contigo. En algún punto hoy, cuando te parezca más conveniente, dedica media hora al pensamiento de que eres uno con Dios. Ésta es la primera vez que intentamos llevar a cabo una sesión prolongada para la cual no se establecen reglas ni se sugieren palabras especiales con las que dirigir la meditación. Hoy confiaremos en que la Voz de Dios nos hablará cuando lo crea oportuno, seguros de que no habrá de fallar. Permanece con Él durante esa media hora. Él se encargará del resto.
Paciencia para Reconocer el Beneficio
El beneficio que ello te ha de aportar no será menor porque creas que no está pasando nada. Quizá no estés listo hoy para aceptar este beneficio. Pero en algún punto y en algún lugar te llegará y lo reconocerás cuando emerja con certeza en tu mente. Esta media hora estará enmarcada en oro, y cada minuto será como un diamante incrustado alrededor del espejo que este ejercicio te ofrece. Y verás en él la faz de Cristo reflejando la tuya.
La Espera de la Transfiguración
Tal vez hoy, tal vez mañana, veas tu propia transfiguración en el espejo que esta santa media hora te presenta para que te mires en él. Cuando estés listo, la encontrarás allí, en lo profundo de tu mente, en espera de ser hallada. Recordarás entonces el pensamiento al que dedicaste esta media hora, y lleno de agradecimiento te darás cuenta de que nunca podrías haber hecho una mejor inversión del tiempo.
Un Reflejo de Luz Inmaculada
Tal vez hoy, tal vez mañana, mires en ese espejo y comprendas que la inmaculada luz que ves emana de ti; que la hermosura que en él contemplas es la tuya propia. Considera esta media hora como el regalo que le haces a Dios, con la certeza de que lo que Él te dará a cambio será una sensación de amor que sobrepasa tu entendimiento; una dicha tan profunda que excede tu comprensión y una visión tan santa que los ojos del cuerpo no la pueden ver. Sin embargo, puedes estar seguro de que algún día, tal vez hoy, tal vez mañana, entenderás, comprenderás y verás.
Reafirmación Horaria de Nuestra Unidad con lo Divino
Añade más gemas al marco dorado que enmarca al espejo que hoy se te ofrece repitiendo cada hora para tus adentros: Que no me olvide de que soy uno con Dios, en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad.
Reflexiones sobre la Lección 124 de Un Curso de Milagros: La Unidad con lo Divino
Reconociendo Nuestra Esencia Divina
La Lección 124 de Un Curso de Milagros nos invita a reflexionar sobre nuestra inherente unidad con Dios. Este mensaje central, «Que no me olvide de que soy uno con Dios», nos recuerda que nuestra verdadera Identidad reside en esa unión sagrada, alejada de la ilusión de separación. Nos anima a sentir gratitud por esta verdad fundamental, asegurándonos que en Dios encontramos nuestra protección, fuerza y la capacidad de sanar y ser sanados.
La Santidad Reflejada
Nuestra conexión con lo divino se manifiesta en cómo percibimos el mundo y a nosotros mismos. La lección subraya que, al reconocernos como uno con Dios, empezamos a ver la santidad en todo, transformando nuestra experiencia de la vida. Los errores desaparecen y la muerte da paso a la vida eterna, guiándonos por un camino iluminado por nuestra divinidad interna.
Compartiendo la Luz y el Amor
Al entender nuestra unidad con Dios, nos damos cuenta de que somos portadores de Su amor y luz, responsables de transmitir estos dones a los demás. Este acto de compartir se convierte en un legado eterno de amor y felicidad, que no solo nos beneficia sino que también alcanza a aquellos que nos precedieron, nos acompañan y nos seguirán.
Fe en el Cuidado Divino
Esta lección refuerza nuestra confianza en el amor y cuidado incondicionales de Dios, eliminando cualquier ansiedad o duda sobre nuestra seguridad y bienestar. Se nos recuerda que, al estar unidos con Él, somos invulnerables a los temores terrenales, viendo solo lo amoroso y digno de amor en nuestro entorno.
Transformación Personal a través de la Percepción
El ejercicio de meditación propuesto en la lección, dedicar media hora a contemplar nuestra unidad con Dios, promete revelaciones profundas. Aunque los beneficios pueden no ser inmediatos, este compromiso es una inversión invaluable en nuestro crecimiento espiritual, eventualmente llevándonos a reconocer nuestra propia transfiguración y la luz inmaculada que emitimos.
Reflexión Final y Práctica Diaria
La Lección 124 culmina con un llamado a mantener la conciencia de nuestra divinidad en todo momento, repitiendo el mantra de nuestra unidad con Dios y todos nuestros hermanos. Este recuerdo constante sirve como un poderoso recordatorio de nuestra naturaleza eterna, pacífica y santa.
Conclusión
La Lección 124 de Un Curso de Milagros nos ofrece una perspectiva profunda sobre la importancia de recordar y vivir nuestra verdad esencial: somos uno con Dios. A través de la gratitud, la percepción santificada, el compartir amor, la confianza en el cuidado divino, y la práctica de la meditación, nos abrimos a una transformación espiritual que ilumina nuestra experiencia en el mundo, promoviendo la paz y la santidad universal. Esta lección es una invitación a abrazar y a expresar nuestra identidad divina, asegurándonos que, en nuestra unidad con lo divino, encontramos nuestra más alta verdad y propósito.