Lección 101 UCDM
La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad
Continuación sobre la Felicidad
Hoy continuaremos con el tema de la felicidad. Esta idea es esencial para poder comprender el significado de la salvación. Todavía crees que la salvación requiere que sufras como penitencia por tus “pecados”. Pero no es así. No obstante, no podrás evitar pensar que lo es mientras sigas creyendo que el pecado es real y que el Hijo de Dios puede pecar.
La Realidad del Pecado y el Castigo
Si el pecado es real, entonces el castigo es justo e ineludible. La salvación, por lo tanto, sólo se puede obtener mediante el sufrimiento. Si el pecado es real, la felicidad no puede sino ser una ilusión, pues ambas cosas no pueden ser verdad. Los que pecan sólo merecen muerte y dolor, y eso es por lo que claman. Pues saben que eso es lo que les espera, y que los buscará y que en algún punto y en algún lugar los encontrará para que salden la deuda que tienen con Dios. Debido a su terror, tratan de escaparse de Él. Mas Él los seguirá persiguiendo y ellos no podrán escapar.
Salvación y Dolor
Si el pecado es real, la salvación tiene que ser el dolor. El dolor es el costo del pecado, y si el pecado es real el sufrimiento es inevitable. La salvación no puede sino ser temible, pues mata, aunque lentamente, y antes de otorgar el deseado favor de la muerte a las víctimas que están casi en los huesos antes de haber sido apaciguada, los despoja de todo. Su ira es insaciable e inclemente, aunque totalmente justa.
La Búsqueda de Castigo
¿Quién buscaría un castigo tan brutal? ¿Quién no huiría de la salvación, intentando por todos los medios ahogar la Voz que se la ofrece? ¿Por qué habría de tratar de escuchar y aceptar Su ofrecimiento? Si el pecado es real, lo que le ofrece es la muerte, que le inflige cruelmente para que esté a la par de los perversos deseos de donde nace el pecado. Si el pecado es real, la salvación se ha vuelto tu enemigo acérrimo, la maldición de Dios contra ti que crucificaste a Su Hijo.
Necesidad de Práctica
Hoy necesitas las sesiones de práctica. Los ejercicios te enseñan que el pecado no es real y que todo lo que crees que inevitablemente ha de ocurrir como consecuencia de él nunca sucederá, pues carece de causa. Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe. Practicaremos hoy este pensamiento tan a menudo como nos sea posible, pues es la base de la idea de hoy.
La Felicidad Perfecta según la Voluntad de Dios
La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad, toda vez que el pecado no existe y el sufrimiento no tiene causa. La dicha es justa, y el dolor no es sino la señal de que te has equivocado con respecto a ti mismo. No tengas miedo de la Voluntad de Dios. Por el contrario, ampárate en Ella con la absoluta confianza de que te liberará de todas las consecuencias que el pecado ha forjado en tu febril imaginación. Di: La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. El pecado no existe ni tiene consecuencias. Así es como debes dar comienzo a tus sesiones de práctica. Luego intenta otra vez encontrar la dicha que estos pensamientos le brindarán a tu mente.
Liberación de la Carga del Pecado
Da gustosamente estos cinco minutos para eliminar la pesada carga que te has echado encima al abrigar la demente creencia de que el pecado es real. Escápate hoy de la locura. Ya estás en el camino que conduce a la libertad y ahora la idea de hoy te da alas para acelerar tu progreso y esperanza para ir todavía más deprisa hacia la anhelada meta de la paz. El pecado no existe. Recuerda esto hoy y repite en silencio tan a menudo como puedas: La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. Ésa es la verdad, pues el pecado no existe.
Reflexiones sobre la Lección 101 de Un Curso de Milagros: La Promesa de la Felicidad Perfecta
Introducción a la Felicidad Verdadera
La Lección 101 de Un Curso de Milagros nos lleva a una profunda reflexión sobre la naturaleza de la felicidad y cómo nuestra percepción del pecado y la salvación impacta directamente en nuestra capacidad para experimentar la felicidad verdadera. A través de esta lección, se nos invita a reconsiderar nuestras creencias arraigadas sobre el sufrimiento y el pecado, proponiendo un camino hacia una comprensión más liberadora y amorosa de nuestra existencia.
Desmitificando el Pecado y el Castigo
Esta parte de la enseñanza desafía la noción tradicional de que el pecado es real y merece castigo. En lugar de aceptar un destino de sufrimiento y dolor como consecuencia inevitable de nuestros errores, la lección nos anima a ver más allá de esta ilusión. Nos recuerda que si reconsideramos nuestra creencia en la realidad del pecado, podemos abrirnos a la posibilidad de una salvación sin dolor, una que nos libera en lugar de castigarnos.
El Dolor como Ilusión
UCDM nos enseña que el dolor y el sufrimiento, vistos como costos del pecado, son en realidad parte de una ilusión que podemos elegir desmontar. La salvación, por lo tanto, no tiene por qué ser un proceso temible o doloroso; es más bien un regreso a la verdad de nuestra inocencia y santidad, despojándonos de las falsas creencias que nos han llevado a temer la salvación misma.
Eligiendo la Felicidad sobre el Castigo
Frente a la idea de que el pecado requiere castigo, la lección nos invita a cuestionar por qué alguien elegiría conscientemente el sufrimiento. Al reconocer que el pecado es una ilusión, podemos comenzar a liberarnos del miedo a la salvación y abrirnos al amor y la gracia que realmente merecemos.
La Práctica como Camino a la Liberación
La práctica diaria y consciente de estos principios es fundamental. A través de la repetición y la dedicación, comenzamos a deshacernos de la creencia en el pecado y sus supuestas consecuencias, abrazando en su lugar la verdad de nuestra perfecta inocencia y la voluntad de Dios de que seamos felizmente perfectos.
Abrazando la Voluntad de Dios para la Felicidad Perfecta
La lección concluye con un poderoso recordatorio de que la voluntad de Dios para nosotros es la felicidad perfecta, libre del sufrimiento y el dolor. Al negar la realidad del pecado y sus consecuencias, nos abrimos a experimentar la verdadera dicha que Dios desea para nosotros, una dicha que está más allá de la ilusión del pecado y del miedo.
Conclusión: La Libertad de la Ilusión
La Lección 101 de Un Curso de Milagros nos invita a un viaje transformador hacia el reconocimiento de nuestra propia santidad y la falsedad del pecado, guiándonos hacia la liberación final de la creencia en el sufrimiento y abriéndonos a la plenitud de la felicidad perfecta. Finalmente, se nos alienta a liberarnos de las pesadas cadenas del miedo y la culpa, abrazando la libertad que viene con el conocimiento de que el pecado no es real. Al hacerlo, no solo aceleramos nuestro viaje hacia la paz, sino que también nos abrimos a vivir en la luz de la perfecta felicidad que es nuestro derecho de nacimiento.