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Un Curso de Milagros Lección 93

Un Curso de Milagros Lección 93: Luz y paz interior reflejando

Lección 93 UCDM

La luz, la dicha y la paz moran en mí


Autopercepción Errónea

Crees ser la morada del mal, de las tinieblas y del pecado. Piensas que si alguien pudiera ver la verdad acerca de ti sentiría tal repulsión que se alejaría de ti como si de una serpiente venenosa se tratase. Piensas que si la verdad acerca de ti te fuese revelada, te sobrecogería un horror tan grande que te apresurarías de inmediato a quitarte la vida, pues sería imposible seguir viviendo después de haber contemplado semejante atrocidad.


Desmontando Creencias

Estas creencias están tan firmemente arraigadas en ti que resulta difícil hacerte entender que no tienen fundamento alguno. Que has cometido errores es obvio. Cierto es también, teniendo en cuenta lo que ahora crees, que has buscado la salvación por extraños caminos; que te has dejado engañar y que a tu vez has engañado; que has tenido miedo de fantasías pueriles y de sueños crueles y que te has postrado ante ídolos de polvo.


Un Nuevo Punto de Referencia

Hoy vamos a cuestionar todo esto, no desde el punto de vista de lo que piensas, sino desde un punto de referencia muy distinto, desde el cual tales pensamientos vanos carecen de sentido. Esos pensamientos no concuerdan con la Voluntad de Dios. Él no comparte contigo estas extrañas creencias. Esto es suficiente para probarte que son erróneas, pero tú no lo percibes así.


La Voluntad de Dios y la Verdadera Alegría

¿Por qué no habrías de dar saltos de alegría cuando se te asegura que todo el mal que crees haber hecho nunca ocurrió; que todos tus pecados no son nada; que sigues siendo tan puro y santo como fuiste creado, y que la luz, la dicha y la paz moran en ti? La imagen que tienes de ti mismo no puede resistir la Voluntad de Dios. Tú piensas que eso es la muerte, sin embargo, es la vida. Tú piensas que se te está destruyendo, sin embargo, se te está salvando.


La Inexistencia del Ser Fabricado

El ser que tú fabricaste no es el Hijo de Dios. Por lo tanto, no existe en absoluto. Y todo lo que aparentemente hace o piensa no significa nada. No es bueno ni malo. Es simplemente irreal; nada más. No batalla con el Hijo de Dios. No le hace daño ni ataca su paz. No ha alterado la Creación en absoluto, ni ha convertido la eterna impecabilidad en pecado o el amor en odio. ¿Qué poder puede poseer ese ser que tú fabricaste, cuando lo que quiere es contradecir la Voluntad de Dios?


La Garantía de Dios

Tu impecabilidad está garantizada por Dios. Esto tiene que repetirse una y otra vez, hasta que se acepte. Es la verdad. Tu impecabilidad está garantizada por Dios. Nada puede afectarla, y nada puede cambiar lo que Dios creó eterno. El ser que tú fabricaste, lleno de maldad y de pecado, no es nada. Tu impecabilidad está garantizada por Dios, y la luz, la dicha y la paz moran en ti.


Aceptación de la Creación Divina

La salvación requiere que aceptes este único pensamiento: que eres tal como Dios te creó, y no lo que has hecho de ti mismo. Sea cual sea el mal que creas haber hecho, eres tal como Dios te creó. Sean cuales sean los errores que hayas cometido, la verdad con respecto a ti permanece inalterada. La Creación es eterna e inalterable. Tu impecabilidad está garantizada por Dios. Eres, y siempre serás, exactamente como fuiste creado. La luz, la dicha y la paz moran en ti porque ahí las puso Dios.


Prácticas de Afirmación

En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy, las cuales serían más provechosas si las llevases a cabo durante los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia, comienza afirmando la verdad acerca de tu creación: La luz, la dicha y la paz moran en mí. Mi impecabilidad está garantizada por Dios. Luego deja a un lado las disparatadas imágenes que tienes de ti mismo, y pasa el resto de la sesión de práctica tratando de experimentar lo que Dios te ha dado, en lugar de lo que tú has decretado para ti mismo.


Reconocimiento del Ser Único

Pues o bien eres lo que Dios creó o bien lo que tú mismo has hecho de ti. Un Ser es real; el otro no existe. Trata de experimentar la unidad de tu único Ser. Trata de apreciar Su santidad y el Amor del que fue creado. Trata de no ser un obstáculo para el Ser que Dios creó como lo que eres, ocultando Su majestad tras los insignificantes ídolos de maldad y de pecado que has inventado para reemplazarlo. Permítele ser todo lo que es. Ahí es donde estás; Eso es lo que eres. Y la luz, la dicha y la paz moran en ti porque esto es así.


Flexibilidad en la Práctica

Tal vez no estés dispuesto o no puedas dedicar los primeros cinco minutos de cada hora a hacer estos ejercicios. Trata, no obstante, de hacerlos cuando puedas. Al menos, acuérdate de repetir estos pensamientos cada hora: La luz, la dicha y la paz moran en mí. Mi impecabilidad está garantizada por Dios. Trata luego de dedicar un minuto más o menos, con los ojos cerrados, a darte cuenta de que se trata de una afirmación de la verdad acerca de ti.


Respuesta a las Perturbaciones

Si surge alguna situación que parezca perturbarte, desvanece de inmediato la ilusión de miedo repitiendo nuevamente estos pensamientos. Si te sientes tentado de enfadarte con alguien, dile silenciosamente: La luz, la dicha y la paz moran en ti. Tu impecabilidad está garantizada por Dios. Hoy puedes hacer mucho por la salvación del mundo. Hoy puedes hacer mucho por desempeñar más fielmente el papel que Dios te ha asignado en la salvación. Y hoy puedes asimismo hacer mucho por convencer a tu mente de que la idea de hoy es ciertamente verdad.


Reflexiones sobre la Lección 93 de Un Curso de Milagros: Descubriendo la Luz Interior

La Verdad de Nuestra Existencia

La Lección 93 de Un Curso de Milagros nos ofrece una profunda revelación: somos exactamente como Dios nos creó, inalterados por nuestros errores o percepciones de maldad. A menudo, nos vemos a nosotros mismos como seres defectuosos, marcados por el pecado y las tinieblas. Esta lección nos invita a desafiar esa autopercepción errónea, recordándonos que nuestra esencia real es pura, santa, y repleta de luz, dicha, y paz.

Desafiando Creencias Arraigadas

Nuestra identidad se ve oscurecida por creencias arraigadas que distorsionan nuestra percepción de nosotros mismos. Creemos que hemos desviado nuestro camino hacia la oscuridad a través de nuestros errores y transgresiones. Sin embargo, la lección nos asegura que estos pensamientos no tienen cabida en la Voluntad de Dios y, por lo tanto, no definen nuestra verdadera naturaleza.

La Alegre Noticia de la Redención

Al comprender que la imagen distorsionada que tenemos de nosotros mismos no resiste ante la Voluntad de Dios, se nos invita a experimentar una profunda alegría. La realización de que no hemos dañado nuestra esencia pura ni hemos alterado nuestro estado santo ante Dios es liberadora. Nos damos cuenta de que lo que percibíamos como nuestra destrucción es, en realidad, nuestra salvación.

La Inexistencia del Ser Fabricado

La lección aclara que el ser que creemos haber construido a partir de nuestras faltas y errores simplemente no existe. Este «yo» fabricado, cargado de negatividad, es una ilusión sin poder alguno frente a la realidad de nuestra impecabilidad garantizada por Dios. Esta comprensión nos libera de la lucha interna y nos permite abrazar nuestra verdadera identidad.

La Práctica de la Verdad

Nos anima a dedicar momentos a lo largo del día para afirmar nuestra verdadera naturaleza divina, sugiriendo ejercicios prácticos que refuerzan esta conciencia. Estas prácticas nos ayudan a desplazar las creencias erróneas sobre nosotros mismos y a experimentar la unidad con nuestro Ser real, creado por Dios en amor y santidad.

Respondiendo a los Desafíos con Luz

Frente a las situaciones que nos perturban o cuando nos sentimos tentados a reaccionar negativamente hacia otros, la lección nos ofrece un mantra de paz y purificación. Reconocer la luz, la dicha y la paz en nosotros y en los demás nos permite contribuir activamente a la salvación del mundo y cumplir con el papel que Dios nos ha asignado.

Conclusión: Un Llamado a la Autoaceptación

La Lección 93 de Un Curso de Milagros es un llamado a rechazar las falsas construcciones de nosotros mismos y a aceptar nuestra identidad tal como Dios nos creó. Nos recuerda que, sin importar nuestros errores, la verdad sobre nosotros permanece inalterada: somos seres de luz, dicha y paz. Al abrazar esta verdad, podemos liberarnos de las cadenas del autojuicio y vivir en la plenitud de nuestra herencia divina.

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