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Un Curso de Milagros Lección 60

Un Curso de Milagros Lección 60: Presencia Divina y Perdón

Lección 60 UCDM

Éstas son las ideas para el repaso de hoy:


Dios es el Amor en el que perdono

Dios no perdona porque jamás ha condenado. Los que están libres de culpa no pueden culpar, y aquellos que han aceptado su inocencia no ven nada que tengan que perdonar. Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia. Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. Y me llevará tan cerca del Cielo que el Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él.


Dios es la Fortaleza en la que confío

No es con mi propia fortaleza con la que perdono. Es con la Fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar. A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. Perdono todas las cosas porque siento Su Fortaleza avivarse en mí. Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó de mí.


No hay nada que temer

¡Cuán seguro me parecerá el mundo cuando lo pueda ver! No se parecerá en nada a lo que ahora me imagino ver. Todo el mundo y todo cuanto vea se inclinará ante mí para bendecirme. Reconoceré en todos a mi Amigo más querido. ¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que a su vez me ha perdonado a mí?


La Voz de Dios me habla durante todo el día

No hay un solo instante en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme. No hay un solo instante en el que Su Voz deje de dirigir mis pensamientos, guiar mis actos y conducir mis pasos. Me dirijo firmemente hacia la verdad. No hay ningún otro lugar adonde pueda ir porque la Voz de Dios es la única voz y el único guía que se le dio a Su Hijo.


El Amor de Dios es mi sustento

Cuando escucho la Voz de Dios, Su Amor me sustenta. Cuando abro los ojos, Su Amor alumbra al mundo para que lo pueda ver. Cuando perdono, Su Amor me recuerda que Su Hijo es impecable. Y cuando contemplo al mundo con la visión que Él me dio, recuerdo que yo soy Su Hijo.


Reflexiones sobre la Lección 60 de Un Curso de Milagros: Abrazando la Presencia y Guía de Dios

Introducción a la Lección 60

La Lección 60 de Un Curso de Milagros profundiza en la comprensión de cómo nuestra relación con Dios influye directamente en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Estas ideas nos llevan a un viaje de autoexploración, reconociendo la presencia constante y el amor de Dios en cada aspecto de nuestras vidas.

Perdonar a través del Amor Divino

«Dios es el Amor en el que perdono.» Esta idea nos enseña que el perdón es un reflejo del amor incondicional de Dios. Nos recuerda que al perdonar, estamos reconociendo nuestra propia inocencia y la de los demás, alineándonos con la naturaleza amorosa y sin juicio de Dios.

La Fortaleza de Dios como Nuestro Apoyo

«Dios es la Fortaleza en la que confío.» Aquí se nos anima a depender no de nuestra propia fuerza, sino de la fortaleza que Dios nos brinda. Esta fuerza divina nos guía a perdonar y a recordar el amor, superando nuestras limitaciones humanas y reconectándonos con nuestra verdadera esencia espiritual.

El Mundo Visto sin Miedo

«No hay nada que temer.» Esta afirmación nos alienta a ver el mundo desde una perspectiva de amor y perdón, donde el miedo y la duda se disuelven. Nos muestra que, al perdonar y ver el mundo con amor, nos abrimos a una experiencia de vida más segura y bendecida.

La Guía Constante de la Voz de Dios

«La Voz de Dios me habla durante todo el día.» Nos recuerda que Dios siempre está comunicándose con nosotros, guiando nuestros pensamientos y acciones hacia la verdad. Esta idea refuerza la noción de que no estamos solos en nuestra jornada y que podemos confiar en la guía divina en cada momento.

Nutridos por el Amor de Dios

«El Amor de Dios es mi sustento.» Esta parte nos enseña que el amor de Dios es la fuente de nuestra fuerza y sustento. Al abrirnos a este amor, nos llenamos de una sensación de paz y seguridad, recordando nuestra verdadera identidad como hijos amados de Dios.

Conclusión: Reconociendo Nuestra Unión con lo Divino

En conjunto, la Lección 60 de Un Curso de Milagros nos invita a reconocer y aceptar la presencia permanente de Dios en nuestras vidas. Nos anima a ver el mundo a través de los ojos del amor y del perdón, confiando en la fortaleza y la guía que Dios nos ofrece constantemente. Al hacerlo, nos alineamos más estrechamente con nuestra verdadera naturaleza espiritual y experimentamos una mayor armonía y paz en nuestras vidas.

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